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Confinamiento y salud mental

Probablemente hoy vemos con admiración países como Nueva Zelanda, que llegó a no tener contagiados por COVID-19, lo que les permitirá iniciar un retorno a la normalidad con precaución y dejando atrás estrictas, rápidas y en este caso efectivas medidas de confinamiento. Avanzó desde el cierre de fronteras hacia impedir que se reunieran más de 100 personas en un mismo lugar, prohibiendo que los adultos mayores salieran de sus casas y decretando cuarentena obligatoria total.

Es por esto que, si bien comprendemos que probablemente la limitación a desplazarse de los ciudadanos puede ser una restricción en las libertades individuales, nos hace sentido que estas medidas sean tomadas pensando en la protección a la vida, y a la salud de las personas. Cabe mencionar que en todas partes del mundo se ha puesto énfasis en el cuidado de la población adulta mayor, ya que son quienes se ven más afectados por el virus y tienen mayor riesgo de mortalidad. Desde esta perspectiva, reforzamos que el quedarse en sus casas para ellos y para todos los que puedan se cumpla, así disminuiremos en gran parte el riesgo de contagio.

En relación a la salud mental, evidentemente esta situación nos ha generado estrés, es algo nuevo, inesperado, que alteró completamente nuestra forma de vivir y relacionarnos y que nos hace incluso replantearnos formas de vida que son parte de nuestra cultura, tan simples como abrazarnos. Ha cambiado nuestro estilo de vida.

El confinamiento en muchas personas aumenta los síntomas ansiosos, depresivos, puede haber síntomas de estrés postraumático, insomnio, miedo y otros. Sin embargo, al no poder evitar esta medida lo importante es tener conciencia de estos efectos, estar atentos e intentar buscar las formas de prevenir o minimizar estas reacciones. Para ello, es importante tener claro que esto es algo temporal y que las autoridades lo mantendrán en la medida que sea necesario, y en nuestro país ante la situación actual parece ser una medida a respetar, es por esto que no se deben relativizar las indicaciones por ahora. Es necesario que nos mantengamos informados, y además apelamos a nuestras responsabilidades como ciudadanos que somos parte de una comunidad, apelamos a nuestra capacidad de empatía, de ponernos en el lugar de otros y de todos.

Entendamos que esto es protección y prevención, no queremos más contagiados. El sistema de salud se está viendo sobrepasado en su capacidad de respuesta, porque esto era algo que no habíamos pensado. Probablemente muchos de nosotros no nos imaginamos vivir algo así. Sin embargo, ahora hay que hacerle frente, tenemos que adaptarnos y rescatar todas las herramientas emocionales que poseemos y que nos han ayudado en la vida. Tenemos que aprender a flexibilizarnos y cambiar, por el momento. Es así que, para comunicarnos, por ejemplo, debemos potenciar la vía telefónica para estar cerca de nuestras redes, como también debemos hacerlo en la atención en salud que se ha trasladado en parte a esta modalidad y así una serie de otras situaciones.

Finalmente, para salir de esta pandemia hay que manejar muchas variables que no dependen solo de una entidad, si no que implican el compromiso de todos, y para esto una de las medidas a respetar es el CONFINAMIENTO. “Quédate en casa”.

Por Marcela Rocha, psiquiatra adultos y docente del Departamento de Psiquiatría y Salud Mental UdeC

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